sábado, 20 de septiembre de 2008

Al cruzar el charco

Vivo en la frontera con EU y aunque Brownsville está lleno de hispanos las cosas cambian mucho al brincar el charco, no lo digo solamente porque allá si un policía te ve tirar basura desde el coche, te multa, si ve que no llevas el cinturón de seguridad, te multa, si no llevas a los niños en su asiento especial, te multa, si no respetas un alto, seas quien seas, te multa.
Cosa contraria aquí en Matamoros, donde puedes tirar los olotes con todo y palito del elote que te acabas de comer o si lo pediste en vasito ps, darle vuelo con todo y cucharita, aquí los niños pueden ir parados en la ventana del coche o por qué no, manejando sobre las piernas de su papá, aquí los narcos tienen derecho a pasarse los altos, semáforos en rojo, dar vueltas dónde no se puede, aaah! Pero cuidado si un ciudadano común no hace bien el alto en una esquina, así cuando ves que no viene coche y medio te paras y medio no, si no están las cuatro ruedas detenidas y un agente de tránsito te ve, multa o en su defecto mordida segura. Con esto no quiero decir que tengamos derecho a no hacer bien el alto, simplemente que a la menor provocación, me atrevo a decir, que por la nada, te detienen pero cuando se está cometiendo una verdadera falta no, es algo muy extraño...

Hay muchas más cosas que al cruzar el rio cambian, por decir, en la Isla del Padre casi todas las chicas andan en traje de baño, aquí en la playa Bagdad es raro ver a una chica en traje de baño pues todo el mundo principalmente los hombres no le quitarían la vista de encima.

Hace tiempo me invitó a salir un chico que está viviendo con su papá en Brownsville pero ha vivido en varias partes de EU, habla muy bien el español y el inglés.
Parecía ser el pretendiente perfecto, un hombre de 28 años, que ha viajado, según lo que me platicó es trabajador. Me llamó casi a diario por dos semanas o enviaba mensajitos, dos o tres correos electrónicos y me invitó a salir. Fuimos a comer pizza a un restaurante italiano, platicamos mucho. Un rato después llego el dueño del lugar y se puso a platicar con nosotros, pues resulta que son amigos. No recuerdo exactamente cómo fue que empezó la plática, pero ahí fue cuando supe que su padre es de Alemania que habla también alemán y me expliqué lo raro de su apellido. Todo iba muy bien hasta que empezaron a hablar sobre Hitler y lo defendió…










Ya podrán imaginarse mi cara, ok no, no la imaginan, pero simplemente no podía creer lo que estaba escuchando, era una total y absoluta aberración. Mejor ni menciono lo que estaba diciendo.

A partir de ese momento yo me puse un tanto seria, no dije mucho, estaba molesta y no quise discutir. Simplemente no podía creer que un chavo como él estuviera diciendo tantas sandeces, poco faltó para que me pusiera de pie y saliera de lugar, sí, lo sé, todas las que están leyendo esto lo hubieran hecho, es solo que era bastante tarde, ya no había peseras, ni una estación de taxis cerca, bueno en fin, ahí me quedé y cambié el tema de conversación. Creo que Erick, así se llama el susodicho, no se dio cuenta de mi molestia.

Cuando ya estábamos frente a mi casa me dijo que él ya sabía que aquí en México no se acostumbra, pero que de donde él venía siempre al final de la primera cita ocurría también el primer beso…
Erick dijo –Bueno entonces estoy esperando ese primer beso-
Yo o_O con cara de what? No dije absolutamente nada.
-Entonces ¿puedo besarte?- me preguntó.
Yo – Eeeemmm… no lo creo, me dio mucho gusto conocerte- y como se supone que está acostumbrado a un trato más frio le dije – Mmm, tampoco creo que vaya a haber una segunda cita, cuídate…
Erick, con cara de no entiendo nada, solamente dijo – Bien, cuídate tú también- Se dio la media vuelta y desapareció para siempre, jaja :p

Moraleja: Debemos consumir lo que el país produce, jaja que risa...

Fotografía de SeetYing

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Gracias, muchas gracias Amaveli :) estoy contento como pocas veces...

BIRA dijo...

Me ha gustado la moraleja. Confieso que cuando empecé a leer el post pensé que iba a ser un elogio total del país vecino tirando piedras contra el tuyo. Y me extrañó, pues siempre te he leído hablar bien de tu tierra.

Cierto es que tendemos a idealizar lo diferente, lo extranjero, lo que no tenemos. En mi tierra suele decirse que en ningún sitio atan perros con longanizas (que viene a decir que cada lugar tiene sus cosas buenas y, cómo no, otras bien malas).

Lo del muchacho no tiene nombre. Una por defender lo indefendible (aunque claro, no es el único), dos por la tontería del primer beso. No conozco ningún país que tenga esa regla. El primer beso se da si apetece y sino, aquí paz y después gloria. No te digo el espabilao este!

Me alegro mucho de que le hayas mandado a freir espárragos!