Una luz brillante en la fotografía no dejaba ver a la mujer en ella retratada. –Esas manchas salen cuando la persona trae una carga o un pesar encima- Le dijo el fotógrafo al hombre que pagó por que la tomara.
Era el baile de graduación y ni su hermoso vestido pudo hacerla sentirse feliz. El vals lo bailó con su hermano menor, pues el orgullo de su padre que no era precisamente ella, no lo dejó acompañarla. A mitad de la melodía un apuesto joven en traje negro interrumpió el baile preguntando -¿Me dejarías bailar con ella por favor? – Era el mismo que dos horas después pediría la fotografía.
-No pude convencerlo- Le dijo. Ella con su rostro que reflejaba una profunda tristeza asintió haciendo un gesto de gracias y le dijo – No esperaba que viniera, no te preocupes-
El dolor que tenía en el pecho era enorme, tanto cómo las ganas de llorar, pero aguantó. Y dicen los vientos de septiembre que sigue aguantando.
7 comentarios:
:(
no amaveli no escribas esas cosas :(
hay una enorme melancolia en todos lados...
Interesante. Yo no puedo escribir un libro, pero tu, sobradisima eh!.
Saludos y besos.
JB.
"El dolor que tenía en el pecho era enorme, tanto cómo las ganas de llorar, pero aguantó. Y dicen los vientos de septiembre que sigue aguantando."
No es bueno aguantar en esceso. Las lágrimas no son tan malas como la gente se cree. Explotar de vez en cuando, no e s un problema.
Saludos
Si, hay que arriesgar. Quiza sea un temor que veas que al final era sin fundamento.
Saludos
Tremenda tristeza... aunque no he conseguido captar el fondo del asunto
Bueno Bira, el escrito habla de una chica, cuyo padre no la acompañó a su fiesta de graduación pero aun así bailó el vals (que debia bailar con su padre) con su hermano menor y con el joven que la ama...
Mucha tristeza si.
El joven pago y pagara su error. ese baile fue lo ultimo que se llevo...
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